viernes, 4 de julio de 2014

Dia 04: Cogoleto, Suiza, Munich (672 kms.)

Después de haber pasado una noche de perros por el "hipogritohuracanado" y recoger las cosas de la acampada, bajamos a la ciudad, hicimos la compra para las comidas del día y desayunamos.
Caldera esperando a que terminásemos el desayuno

Ya de mejor talante, iniciamos la ruta. Hoy pasaríamos por Suiza. Yo tenía muchas ganas de conocer sus paisajes, pero la falta de horas de sueño hacían que nos tuviésemos que relevar con frecuencia en el manillar de la "Gording". Cuando entramos en Suiza empezó a llover.

En la frontera de "Helvechia"
Aprovechando el refugio de las marquesinas de la frontera nos colocamos los monos de agua y nos dispusimos a disfrutar del espectáculo de la naturaleza helvética.
Para circular por las autovías de Suiza nos habían comentado que era preciso sacar un sello valorado en 35 € que te autoriza a usarlas durante todo el año en curso. Tienes que comprarlo aunque vayas a usar las autopistas un solo día. Si te pillan sin él te "cascan" 300 "bonchos" y además te hacen pagar el sellito. Lo pagamos sin mucho remordimiento pensando que era una entrada a un maravilloso parque natural. Pero, por aquello de la picaresca española, llegué a pensar que cuando cruzara la frontera, aunque no pudiese sacar partido al "sellito de marras", si podría beneficiar a otro turista regalándoselo. ¡Leches!. En el momento que intentabas despegarlo, se destrozaba. Si estos helvéticos tienen la banca que tienen ¡por algo será!.
Cuando ya empezamos a circular no sabíamos a donde dirigir la vista para no perder detalle. Deseas poder llevártelo todo grabado en la retina y en la memoria para poderlo disfrutar durante mucho tiempo.
Antes de cruzar el túnel de San Bernardino
Un precioso Chevrolet Corvette antiguo a la entrada del túnel
 Atravesamos el impresionante túnel de San Bernardino de 6.600 metros de longitud. La etapa de Suiza, que para mi era una de las más deseadas, la pasé mal debido al sueño. Para intentar remediarlo decidimos que al llegar a  Munich cogeríamos un hotel para descansar en condiciones.

Confortable habitación en el hotel Perlach
Una vez en Alemania comprobamos que era verdad que no había límites de velocidad. Los coches que circulaban por el tercer carril iban volando. Creo que esto de circular libremente tiene muchas ventajas, pero tambien un gran inconveniente.
La mayor ventaja es que la conducción recupera ese halo de libertad que se supone que tiene. Aunque en España se nota que ya nos vamos acostumbrando a levantar el pie del acelerador, es cierto que resulta un tanto penoso y traumático atravesar un pais pensando que en cualquier momento te van a "cazar" con un radar, te van a quitar un buen puñado de puntos y te van a dejar la cartera vacia.
El inconveniente: si vas a 180km/h y empiezas a dar trechas, a esa velocidad no te salva ni Perry Mason. Tuvimos ocasión de pasar junto a dos accidentes y comprobar los efectos de la Alta Velocidad Alemana.
Una vez llegados a Munich e instalados en el hotel, cogimos la moto y nos dirigimos a ver el museo BMW por fuera.


Junto a la entrada del museo BMW
 Nos habíamos dado cuenta durante la etapa, que los cálculos que habíamos hecho estaban mal: si al día siguiente queríamos cruzar Alemania hacia el norte, no podíamos esperar a que abrieran el museo a las 10 y hacer la visita. Eso haría que saliéramos muy tarde y no llegaríamos a la meta prevista para el día siguiente. Solución: dar una vuelta por la noche por el complejo BMW y volvernos contentos para el hotel.

Moderno edificio BMW junto al museo y las oficinas
 Antes de irnos a la cama yo no quería dejar de tomarme una "cañita" en la cuna de la cerveza alemana. Así que como había un pub al lado, allí nos metimos.
¿Qué acababa de pasar?
Que Alemania había ganado el partido y pasaba a las semifinales del mundial de Brasil.
En aquel pub había un buen puñado de parroquianos celebrando la victoria. Nosotros nos añadimos a ellos. Nos preguntaron que qué les había pasado a los Iniesta y compañía, que adónde ibamos, que de dónde veníamos, etc, etc...Al final nos hicimos más amigos que un rucho. Nos tomamos tres "chispun" con ellos y nos fuimos excusándonos muy compungidos. Si nos llegamos a quedar allí más rato, ¡sabe Dios a qué hora podríamos haber terminado! 
Celebrando la victoria alemana
Enhorabuena Alemania!
Buenas Noches España!

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