Son las cuatro de la mañana y
gruesas gotas de lluvia empiezan a aporrear el doble techo de la tienda de
campaña. Es la primera vez en este viaje que nos llueve estando acampados.
¡Veremos a ver como responde la tienda!. A los cinco minutos para de llover.
Quizás haya sido una nube pasajera. El silencio en el camping es completo. El
sueño me vuelve a recoger.
¡Buenos días!. Es sábado y
estamos desayunando al aire libre en Trondheim, preparándonos para un nuevo día
de ruta.
Mientras desayunamos intentamos
planificar la ruta que haremos hoy. Barajamos dos posibilidades. Ir a
Kristiansand, ruta larga, o a Oslo, ruta corta. Con el Internet del teléfono
consultamos los horarios de los ferrys de esos dos puertos. Tenemos que ver
cual de ellos nos combina mejor según la hora de salida de los ferrys y la hora
a la que llegaremos a esos puntos en función de la distancia que hay de ellos a
Trondheim.
A Oslo tenemos 500 Km. y a Kristiansand
815. Son 315 Km.
de diferencia. Jesús es partidario de la opción “corta” y así descansar un poco
más en el barco. De todas formas Oslo nos pilla de paso. Si no sale bien la
combinación de Oslo, sólo tenemos que volvernos a plantar los cascos y
continuar el camino hacia el sur.
Anoche ya empezamos a tejer “el
engaño” a nuestras parientas. Vanesa es muy perspicaz y le hace a Jesús muchas
preguntas por “guasap”, Marga sin embargo no pregunta tanto, pero sí está un
poco mosca por las pocas conexiones que tengo con ella. Siempre está preguntándose:
¿dónde estarán estos niños?, ¡hay que ver que poco se conectan!. Ayer, según el
plan, teníamos que hacer noche en Mo i Rana. Les contamos lo bonito que había
sido Tromso. ¡Y no lo habíamos pisado!. Todo lo que teníamos previsto visitar
en Noruega nos lo íbamos a tener que inventar.
Antes de salir de España yo había
contratado un bono de Internet de 150 MB. El día 9 ya estaban fulminados los
150 MB. A partir de entonces las conexiones iban a ser mucho más caras. Por
ello, ya usábamos el Internet para lo imprescindible: buscar información,
consultar mapas y distancias y conexiones de guasap “sólo texto”. Esto también
me servía de excusa para explicar por qué me conectaba tan poco. Sea como fuere,
nuestras señoras estaban con la mosca detrás de la oreja.
Con todo ello salimos hacia Oslo.
El tiempo, como siempre, bueno, demasiado bueno. Hoy de dos repostajes nos
plantaríamos en nuestro primer destino previsto y no sería necesario parar a
hacer compra. Nos quedaba suficiente del día anterior.
El día pasaba tranquilo, sin
sobresaltos, disfrutando de la carretera, la compañía paterno-filial, de la
moto, de todo…
Camino de Oslo |
¡Estructura de madera! |
Lo único destacable fue que nos
dimos cuenta de que el camino de Oslo no era el mejor camino para bajar a Oslo.
Hay dos rutas posibles y el tomtom escogió la ruta principal. Como a 60 Km. antes de llegar a Oslo
todo estaba en obras. Jesús se quejaba de que siempre que había atascos u obras
le tocaba la conducción a él. Barajar a Caldera a poca velocidad y tan cargados
es un tanto penoso. Yo, sin embargo, debido a mi ex-profesión de topógrafo de obra civil, empecé a
disfrutar de este tramo de carretera como un enano. Ha sido una de las obras
más impresionantes que he visto en mi vida.
Noruega es un país largo, muy
largo. Hay una vía principal que lo atraviesa de Sur a Norte, la E6. Es una
carretera del tipo de las nacionales españolas: 2 Carriles de 3.5 metros y arcenes de 1.5 metros. Sólo a las
afueras de Trondheim estaba desdoblada, y como es lógico, también van
desdoblando por tramos desde Oslo hacia el norte. El tramo de obra por el que
pasamos consistía en el desdoblamiento de la citada carretera y paralelo a
ella, un tramo de vía de tren de alta velocidad. El despliegue de maquinaria de
obras públicas era impresionante. Como era sábado todo estaba parado, pero cada
dos o tres kilómetros nos encontrábamos auténticos regimientos de
retroexcavadoras y sus dumpers, rulos, cubas y bulldozers correspondientes.
Todos perfectamente aparcados al borde de las explanaciones en rigurosa
formación como si de un desfile militar se tratase. Los taludes, tanto de
desmonte como de terraplén, acabados con una calidad exquisita. Los remates de
arquetas y obras de fábrica ejecutados al milímetro. Perfecto balizamiento de
todos y cada uno de los tajos. ¡Qué gustazo de obra!. Creo que por estas
latitudes si tienen perfectamente asimilado la función de los Planes de Aseguramiento
de la Calidad. Esta es la única manera de que las obras permanezcan en
perfectas condiciones durante toda su vida útil prevista.
Lamentablemente ese espíritu de
“hacer siempre las cosas bien” nunca lo he llegado a percibir en las obras en
las que he participado en mi país, y siento mucho tener que decirlo. Por más Planes
de Calidad y Prevención que se intentase imponer, muchas veces se hacían las
cosas con improvisación y con prisa, malgastando el dinero del contribuyente, y
haciéndolo todo para la foto del político de turno. Al pasar los años, las
obras se deterioran prematuramente con el consiguiente gasto en conservación
para el bolsillo de todos. ¡Es vergonzoso!. Parece que esto es propio de la
idiosincrasia de los latinos. En estos casos quisiera ser anglosajón o nórdico.
¡Qué envidia, coño!
(…y que conste que con esto no
quiero criticar el trabajo de nadie, pero hay veces que las verdades escuecen.)
Sobre las cinco de la tarde
llegamos al puerto de Oslo. Jesús se quedó vigilando la moto y yo entré a las
oficinas de la naviera. En mi pobre inglés, después de interrogar a la chica
del mostrador, fui informado de que no quedaban pasajes para motocicletas en el
siguiente barco que zarpaba hacia Dinamarca. ¡Joder, si una moto se mete en
cualquier lado!¡Qué mala suerte!. Salí al aparcamiento y se lo comente a Jesús.
A él no le apetecía seguir conduciendo ese día.
Mientras yo estaba dentro de las
oficinas habían llegado al aparcamiento un grupo de Harlystas ingleses que
vendrían de una concentración y que serían los que tenían copadas las plazas de
moto del barco. Le dije a Jesús que viniese conmigo a ver si con su inglés se
enteraba de algo más. Les dijimos a los de las motos que le echasen un vistazo
a Caldera. Cuando llegamos, la chica del mostrador no era la misma. Preguntamos
de nuevo si había pasajes para nosotros y una moto en el barco que salía a las
7 de la tarde. Nos dijo que ella desde allí no lo podía saber y que nos
dirigiésemos a las casetillas que había en el aparcamiento de embarque. Allí
nos lo podrían decir con exactitud, vendernos los billetes y hacernos el check-in.
Nos sorprendió la información contradictoria que nos habían dado. Antes, que no
había billetes, ahora, que no nos lo podían decir. Al final un simpático chico
chileno nos ayudó haciendo de intérprete. Yo tenía ya tal cacao de idiomas, que
él me estaba hablando en perfecto castellano y yo estaba pensando ¡vaya noruego
hablando español! ¡claro!,¡si era chileno!. Nos despedimos de él quedándole muy
agradecidos y dirigiéndonos hacia las casetas de embarque.
Estábamos allí los primeros. Los
de las Harleys siguieron en los aparcamientos externos con su charla. En las
ventanillas nos dijeron que no había ningún problema para embarcar con la moto.
¡Vaya hombre!¡antes que no, después que no lo sé, y ahora que sí! ¡a la tercera
va la vencida!.
La idea era sacar billetes para
viajar en butacas, pero nos dijeron que como era un crucero nocturno teníamos
que sacar billete para camarote. ¡Pues nada! ¡Viajaremos acostados!
- El pasaje de dos personas y la
motocicleta son 115€, y…¿qué tipo de camarote quieren ustedes?
Jesús me miró sospechando la
respuesta, pero lo confirmó mirándome a los ojos…
-El más barato…
-100€ más…
En este viaje estamos intentando
aquilatar el gasto hasta cierto punto pero no hemos echado de menos ningún
lujo. ¡Hasta nos hemos tomado nuestros "polos" en el repostaje de la
tarde!. Lo que sí tenemos claro y es una frase que siempre tenemos presente es:
¡Más cuesta un entierro y se pasa peor!
-¡Palante!
Lo habíamos conseguido. Seríamos
la primera moto en embarcar. Si aquel “paquebote” se llenaba de motos, la que
se iba a quedar en tierra era una de aquellas motos de los hijos de la Gran
Bretaña.
Los primeros para embarcar |
...bajo un sol de justicia.. |
Nos pasamos casi hora y medía al
sol en la explanada de embarque. No era un sol tan intenso como en Andalucía.
Nos habríamos derretido. Pero llegaba un momento que resultaba molesto.
Terminamos por protegernos a la sombra de una gran roulotte que teníamos al
lado.
Por fin llegó el barco que nos
debía llevar a la Europa no escandinava. Entró de popa al embarcadero. La popa
estaba presidida por una gran bandera pirata.
Nuestro barco entrando a puerto, el Stena Saga |
en la popa ondeaba la bandera pirata |
Pronto bajaron las compuertas de
las bodegas y el barco empezó a vomitar coches, motos y camiones. ¡Cuantos
chismes pueden llegar a caber ahí!. Cuando terminaron de salir todos los
vehículos, comenzó la febril tarea de descargar y cargar trailers sin cabeza
tractora. Los movían unas máquinas portuarias especiales. Los conductores
tenían una habilidad descomunal. Dejaban los grandes remolques a milímetros del
casco del barco y unos de otros. Si a la primera maniobra no quedaban a su
gusto, lo volvían a intentar y entre remolque y remolque no era capaz de pasar
una persona de canto. Fue un rato muy entretenido. ¿A qué me recuerda ésto del día en el que embarcamos camino de Trelleborg?. Hoy no importaba que me entretuviese,
hoy teníamos la cama asegurada.
Cuando terminó la tarea de
embarque de trailers, nos dieron paso a las bicicletas y a las motos. Entramos
en las bodegas, y en esta ocasión sí, los estibadores estibaron nuestras motos.
A cada moto le ponían un adminículo en el suelo que multiplicaba la estabilidad
de la moto sobre la pata de cabra para el caso de que hubiese una travesía con
mala mar. Para estacionarla había que entrar marcha atrás sobre el “chisme”.
Luego le echaban una cincha a la rueda trasera que solidarizaba el conjunto
“chisme”-moto.
-Caldera, ¡buenas noches y buena
travesía!.
...estibando los "amotos". Caldera, la más guapa de todas. |
Caldera, ¡a descansar! |
Cargados de bártulos subimos tres
cubiertas hasta llegar a la de nuestro camarote. La llave del camarote era el
propio ticket de embarque. ¡Por poco me vuelvo loco buscando a una azafata para
que me diese la llave!. ¡Tela con las tecnologías!.
Como habíamos sacado billete para
el camarote más económico, éste era interior y no tenía ojo de buey con vistas
al mar. Tenía un sistema de ventilación-acondicionamiento tan potente que hacía
frío dentro. El camarote era de dos literas. Era pequeñito y agradable a la
vez. Todo estaba tan limpio como la ropa de la cama. Perfecto.
Ordenamos nuestras pertenencias y
las ropas de moto. Nos duchamos y fuimos
a recorrer el barco. Estábamos en la cubierta superior haciéndonos fotos junto
a la bandera pirata cuando empezaron las maniobras de desamarre del crucero.
Las vistas sobre Oslo y la bahía eran espectaculares. El cielo y la luz del sol
engalanaban la tarde. El barco fue saliendo del puerto. Despacio, surcaba la bahía
acompañado de bandadas de gaviotas. La brisa marina acariciaba nuestra piel,
libre por fin de la permanente armadura motera. Los barcos de recreo parecían
barquitos de papel al lado de aquel coloso de acero.
alrededores del puerto de Oslo |
Levando compuertas |
Soltando amarras, ¡más madera!... |
un pequeño polizón |
...Bajel pirata que llaman por su bravura "el Temido"... |
Una vez recorrido el barco,
optamos por lo que más nos atraía: habría dos actuaciones musicales en la
cubierta superior.
Cogimos una mesa pertrechados de un petate de panchitos,
una coca cola y un cervezón. Todo era perfecto. ¡Mejor, imposible!
Un reno para Vanesa.. |
Las pilas alcalinas que dan alaaas. |
¡Felicidad completa!
Al principio actuó un solista que
agradó mucho a Cilindros. El segundo lugar le tocó a un trío, cuya vocalista tenía
una voz muy sugerente y llena de matices. Estábamos echando un rato tan
agradable como inesperado. Pensamos que estaban muy bien empleados los euros
del pasaje. Estábamos desconectando un rato de la carretera, descansando y
disfrutando de lo lindo. Caldera se había merecido el descanso de avanzar 400
kms sin dar una sola vuelta de cigüeñal.
En estas intermedias, enviamos
por “guasap” un “selfie” de los dos navegantes a los “Serdoh Ibericoh”. Nosotros
estábamos contando que visitábamos un glaciar, pero Fernando J. se dio cuenta
enseguida que en una esquina de la foto aparecía el pie de una mesa soldada al suelo.
-¡Mamones! ¡Vosotros estáis en un
barco!
- Jesús, éstos nos ha cazado…
Nos hicimos los “longuis” e
hicimos mutis por el barco y, como hacía ya fresco en cubierta, bajamos al
restaurante. Consensuamos el menú: Compartir una pizza Mexicali. Estaba algo
picante pero buena.
Fuimos al salón de juego del
barco. En varias televisiones podíamos ver el partido que dirimía quien quedaba
tercero del mundial: Holanda o Brasil. ¡Toma Neymar! Vimos el primer tiempo,
pero como no nos jugábamos nada en aquel partido y queríamos aprovechar el
descanso en camas convencionales, descendimos hacia el camarote. Al salir del
salón de juego nos quedamos viendo una partida de black jack que se estaba
celebrando. Ver a la gente jugándose el dinero nos resultó algo “extraño” y
llamó nuestra atención durante un buen rato.
Pizza "a panchas" |
Entrando en el camarote mi
interés se centró en ver qué nivel del ruido de la maquinaria del barco llegaba
a los camarotes: ¡ninguno!. Allí se podía dormir perfectamente.
Vestidos por suaves sábanas blancas nos deseamos buenas noches.
Antes de dormir, escribiendo todo para el blog |
Las señales de los mosquitos eran patentes... |
Vestidos por suaves sábanas blancas nos deseamos buenas noches.
Esta noche avanzaríamos 400 Km. sin tener que vencer al sueño. Nos dejaríamos derrotar por él y que un barco pirata nos llevara a Dinamarca por la ruta del mar.
Otro día maravilloso.
ResponderEliminarSr. Iznogud su prosa crece conforme avanzan los días.
Esperamos la siguiente entrega.
Enhorabuena.
Muchísimas gracias, ferviente seguidor.
EliminarEl escribir esto es como si estuviera repitiendo el viaje. Llevo dos meses subiendo a Nordkapp. ;-)
Jajaja, muchas veces se disfruta mas contando las cosas que haciéndolas (no es este el caso).
ResponderEliminarMe reitero, la próxima vez me llevas, ilustre operario.
ResponderEliminarSi subiera a cabo norte con vosotros dos... ¡Sería la leche!
EliminarBailar sevillanas en la 71 10 21 no debe tener parangón. ;-P