domingo, 6 de julio de 2014

Día 06: Trelleborg, Ystad, Estocolmo (824 kms.)

...pues una vez embarcados en el FS Sassnitz me voy como loco a ver la cubierta, las chimeneas, los botes salvavidas...
Revisando la cubierta....
No lo puedo evitar, cuando veo una máquina que no conozco me olvido de lo demás. Lo demás no existe.
¿Para qué es necesario estar pendiente de lo demás?
...pues para coger sitio en las butacas reclinables y poder dormir durante la travesía. ¡Tonto, que eres tonto!. Cuando quise acordar estaban todas ocupadas. "Cilindros" me miraba con una cara de "gripao"que no veas. ¡Papa!¡leches! Si es que te dedicas a todo menos a lo que tienes que hacer. Abochornado no sabía donde meterme. Di veinte vueltas al barco buscando sitio para tumbarnos, sitio para cargar el móvil...y para esconderme de las miradas asesinas de mi hijo.
 Al final terminé viendo con él como Holanda ganaba por penaltis a Costa Rica.
Con la cabeza sobre una triste mesa, usando nuestras cazadoras como almohada, intentábamos dormir algo.
Al poco rato, a un muchacho que iba solo al lado de nosotros le dió un ataque epiléptico. ¡Qué impotente se siente uno cuando no sabe que hacer en estos casos!. El muchacho se quedó rígido durante bastante tiempo. Poco después vino el personal del barco, pero tampoco sabían lo que tenían que hacer. Supongo que se lo llevarían a algún sitio mas digno donde poder descansar.
Después de dar unas pocas cabezadas llegamos puntualmente a Trelleborg. Eran las 3.30 de la mañana y ya había claridad.
Amanecer en Trelleborg
Desembarcamos en una ciudad totalmente vacía. No estaban en su puesto ni los agentes de aduanas.
Nuestro siguiente destino sería la ciudad de Ystad, a 30 kilometros de donde habíamos desembarcado.
En Ystad vive el personaje central de las novelas de Henning Mankell, el Inspector Kurt Wallander.
Wallander es un inspector de policía cincuentón, divorciado a causa de su carácter y su dedicación al trabajo, con un padre de difícil trato que depende cada vez más de él y con una hija adulta con la que acaba siempre discutiendo. Wallander no deja de ser un personaje de ficción al que Mankell utiliza para dar su visión de una sociedad sueca , que aunque moderna, se encuentra en plena decadencia. Todo ello a través de interesantes relatos de novela negra.
En sus novelas, Mankell describe con maestría los paisajes del sur de Suecia.
Una vez desembarcados pusimos rumbo hacia Ystad por una estrecha carretera paralela a la costa. El paisaje que me encontré ya lo conocía como si lo hubiera visto cientos de veces. El lánguido amanecer del verano nórdico, la neblina levantando de los tardíos trigales, y el mar tranquilo, como muerto. No podía dejar de sonreír. A Ystad ibamos con la intención de visitar la calle del inspector y su casa. Mariagatan n° 10. Pero eran las 4.30 y teniamos más sueño que una espuerta de gatitos.
Al entrar en Ystad nos encontramos con un asentamiento libre de más de cien caravanas y Jesús no tardó en proponer: Papá  ¿plantamos la tienda y nos quedamos a dormir hasta las 8 o así? La idea fue estupenda. En un cuarto de hora estábamos metidos dentro de los sacos intentando dormir. No pudimos poner el colchón porque el "maquinillo"de inflar es tan ruidoso que íbamos a despertar a todo el asentamiento caravanil.

Amanecer después de la siestecita mañanera a la entrada de Ystad
Caldera dándonos los buenos días
Desayunando y mirando la previsión tiempo
A las 8 nos pusimos en pie, desayunamos, recogimos las cosas y nos fuimos a  Mariagatan 10. Como era domingo la ciudad estaba muy tranquila. Ya en la calle de mi amigo el inspector Wallander nos hicimos las fotos de rigor. En ese momento estábamos cinco personas haciendo lo mismo, y es que los seguidores de Wallander somos legión (gracias José Enrique).
Después estuve rememorando los cigarros que se había fumado Wallander en la ventana-balcón de su destartalado apartamento intentando resolver alguno de sus casos.
Casa de Kurt Wallander
 Luego fuimos a intentar cambiar dinero al centro pero la oficina de cambio estaba cerrada. El día estaba espléndido. Me asombré de que Ystad no sólo es la calle  Mariagatan.

 Patio interior en Ystad
Calle central de Ystad
Tiene un centro peatonal digno de ser paseado en un día tan soleado como este domingo, pero la agenda de este viaje es muy apretada y debíamos de emprender camino, en principio hasta Limpkoping, y si quedaban ganas, que tenían que quedar, hasta Estocolmo.
No podíamos desperdiciar el tiempo que habíamos ganado consiguiendo embarcar la noche del día anterior.
Las autovías suecas no son tan buenas como las alemanas pero están bien. Tienen un problema muy grave para los motoristas. Para separar los dos sentidos del tráfico y para la contención de vehículos usan unos pequeños postes metálicos que sujetan tres cables de acero muy tensos. Según el modelo, hay postes que tienen unas pequeñas garras apuntando hacia la carretera que sirven para sujetar los cables. Nada más pensarlo da miedo. Parece que los ha diseñado Freddy Krueger. Yo creo que los suecos pensaron:
-¡si aquí no tenemos motos!, ¡tranquilos que aquí no pasa nada!.
Parada para tomar el "bocata" de mediodía en un area de descanso
Pero se ve que se han dado cuenta del error y más adelante vimos como había tramos en los que los estaban cambiando y carreteras de nueva ejecución en las que se están instalando otros de nuevo diseño.
Seguíamos subiendo hacia el norte viajando siempre a la máxima velocidad permitida con el fin de que el viaje cundiera. La policía nórdica tiene fama de ser muy estricta con el tema de la velocidad, pero todavía no habiamos visto ninguno.
...Y como tenía mucho tiempo para pensar , mientras transcurrían los kilómetros, me iba cuestionando que el verdadero mérito de subir a Cabo Norte lo tenían los moteros de hace treinta años y no los moteros de  ahora.
Párate a pensar:
Ahora no hay fronteras debido a la Unión Europea, mientras que antes habría que presentar el pasaporte cada vez que se cambiase de país.
Hoy día, con el dinero de plástico, mientras haya fondos ¡no problem!...y con el euro, menos problemas todavía. Antiguamente, si en este viaje se pisaban 9 o 10 países, había que cambiar 9 o 10 veces de moneda.
Las carreteras que se encontraban nuestra anterior generación de moteros no tenían nada que ver con las de ahora.
Y ¿qué decir del equipamiento de los motoristas y de las propias motos?. Hay todo un abismo de diferencias.
¿Y si hablamos de los GPS e internet?¿qué me dices?. Para subir y bajar a Cabo Norte nosotros vamos a hacer unos 13.500 kms con un GPS sin mirar un mapa. Con Internet podemos reservar una habitación de hotel sabiendo su precio y sin haber hablado con el recepcionista una sola palabra.
Dicho sea de paso, "mai espikin is tu pur".
En resumen, creo que lo de antes si tenía mérito de verdad, o al menos mucho más merito que lo de ahora.
Como el resto de los días de este viaje, el tiempo se está portando de maravilla. A los equipos, hace días que les hemos quitado el forro de abrigo y aún así seguimos pasando calor. Es muy desagradable pero sería peor si apareciese la penosa lluvia.
Ya avanzada la tarde llegamos a Estocolmo a un pequeño hotel que al reservarlo nos advirtieron que la habitación no tenía ventanas. Me pareció prefecto. En estas latitudes, la luz de las noches estivales es un problema para poder dormir.
Salimos a dar un breve paseo y tomar en un parque los bocadillos que habíamos comprado para la cena.
Paseo por Estocolmo
Enseguida decidimos volvernos al hotel a dormir y aprovechar las horas de sueño en colchón convencional.
Selfie antes de dormir




3 comentarios:

  1. Genial Jesus como escribes!. Es un placer leerte. Un abrazo

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  2. Yo también estoy siguiendo tu viaje, Jesús. Leo el blog como si de una novela por entregas se tratase.
    Mucho ánimo

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  3. Jesús que envidia me das, se me hacen cortos tus relatos diarios. Espero que pronto me lo cuentes en persona. Abrazos y palante.......

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